miércoles, 9 de mayo de 2012

Los ´martinellis´ de la discordia

La Prensa, Panamá, miércoles 9 de mayo de 2012. Opinión VALOR Los ´martinellis´ de la discordia Guillermo Tatis Grimaldo, hijo opinion@prensa.com Dice el viejo refrán que la mentira repetida muchas veces se convierte en verdad, aunque dudo que siempre sea así, no sobra aclarar la inconformidad que se viene dando en torno a las nuevas monedas de un balboa, acuñadas recientemente, que han empezado a llamar “martinellis”. Principiemos con las quejas de que en el país no hay un banco central o banco emisor para que se estén acuñando monedas en papel ni metálico. Si bien es cierto que no tenemos una institución monetaria como tal, sí contamos con el Banco Nacional de Panamá que hace las veces de banca central, que no se ocupa de manejar la política monetaria del país en cuanto al manejo del valor de la moneda, estabilidad de precios, tasas de interés, etcétera, pero sí solventa algunas de las responsabilidades de un banco central, por sí solo, y otras las comparte con la Superintendencia de Bancos. El Banco Nacional es administrador y custodio de divisas. Prestamista de fomento a instituciones estatales o privadas. Presta asistencia de tesorería y manejo financiero de deuda pública. Maneja la mesa de monedas para el canje de divisas. Provee y cambia el papel moneda de curso legal (dólar de Estados Unidos) a las demás instituciones del sistema bancario local; de igual forma, ejecuta la tarea de reposición del metálico de balboa y fraccionarios de él a todos los tenedores de ellas en el país. Asimismo, desarrolla actividades de banca privada en igualdad de condiciones. Pero la discordia no es más que otra ringlera de críticas sin fundamento objetivo. La gente dice que no vale lo que representan, porque no tienen respaldo real o efectivo. Denuncian igual que los “martinellis” (el metálico) no valen un balboa sino, tal vez, un quinto de su valor o menos. Eso no es cierto ni sensato afirmarlo, porque a pesar de todo los “martinellis” sí valen un balboa, ese es su valor nominal. Hoy día el valor intrínseco de un billete o una moneda no es el mismo que el de su valor nominal. En la antigüedad, los metales como el oro y la plata que se usaban como medio de pago sí tenían el valor compuesto, nominal e intrínseco, y mucho después con el acuerdo de Bretton Woods, luego de la Segunda Guerra, las monedas de curso legal tenían su respaldo únicamente en oro (patrón oro), efectivamente guardados en las bóvedas de sus bancos centrales, desde donde emitían su papel moneda en equivalencia con la reserva en oro. Porque creo que las dudas y suspicacias no son mal intencionadas, sino generadas por la inopia ignara del tema; les cuento que las monedas del mundo entero dejaron de tener respaldo y convertibilidad en oro hace más de 40 años, desde que Estados Unidos se inventó el Nixon Shock. Es decir, el papel moneda se convirtió en una especie de dinero fiduciario. Su valor lo da la ecuación de la oferta y la demanda, la buena fe, y se respalda con eso que llaman producto interno bruto (PIB) o suma de los bienes y servicios de un país, entre otras condiciones del mercado y desempeño financiero y económico. Tanto así, que podemos afirmar que en nuestros tiempos el valor de la moneda nacional de cada país lo aprecia o deprecia finalmente el valor de sus exportaciones e importaciones. En todo caso, ese conjunto de factores es el que da la fortaleza o debilidad a las monedas por estas épocas. No obstante, esto no quiere decir que los países no tengan reservas de valores, ya sea en divisas generalmente fuertes, metales preciosos, papeles de deuda, deuda soberana extranjera, bonos, en fin, todo lo que signifique valor, pero estas no son para respaldar el uno por uno del precio de sus monedas, sino para hacer frente a los embates de sus economías y al comercio mundial. En el caso muy particular de nuestro país las variables respecto del valor de la moneda que usamos no funcionan exactamente así, en razón obviamente de que utilizamos el dólar de Estados Unidos que es una moneda vigorosa y de referencia cambiaria mundial que conserva una gran capacidad respecto a las monedas del resto del mundo, pero que poco o nada podemos hacer para manipular su valor. De allí que vale decir, como muchos que defienden el uso del dólar, que nos beneficia efectiva y contundentemente de diversas formas, como la gran capacidad de compra que ofrece y que se mantiene relativamente alta e inalterable hasta nuestros días desde que acogimos el uso de esa moneda ajena. Pero, entonces, qué respalda a los “martinellis”, pues el PIB del país, la economía misma, el Estado en general y, en fin de cuentas, los mismos factores que han respaldado las monedas de un balboa y sus fraccionarias emitidas durante toda nuestra vida republicana. Y valen un balboa. @mosadegh53

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